Si escribes correctamente, puedes ser tomado por un ignorante

Los criterios de la Real Academia Española son a veces tan chocantes que alguien que escriba correctamente puede ser tomado por un ignorante.

Escribir bien

Si uno se pone tiquismiquis con la ortografía de los demás, que es lo que nosotros hacemos en nuestro Facebook, siempre hay gente dispuesta a sacar la lupa. Normal, donde las dan las toman. Por eso más de una vez nos han recriminado que hayamos puesto esto o lo otro. Y no vamos a decir que seamos infalibles, nosotros también metemos la pata como el que más, pero hay ocasiones en que nuestros lectores deberían reclamar a la RAE por hacer recomendaciones que van en contra de lo que la mayoría de la gente opina.

¿Márquetin?

Es el caso, por ejemplo, de márquetin. Cuando lo escribimos así siempre hay alguien que nos llama brutos, y si no lo hace, lo piensa. Mandamos una propuesta impecable a un cliente y lo único que nos responde es: «¡Mira que escribir márquetin en lugar de marketing!».

Pasa también desde que la RAE nos recomendó que ya no pusiéramos acento diacrítico en solo cuando era adverbio y equivalía a solamente. Desde ese día ya nadie sabe si el escribiente está a la última o si desconoce si la palabra lleva tilde o no.

Ya hemos escrito aquí sobre los extranjerismos, y cómo no es lo mismo ser trending topic que tendencia del momento, ni utilizar etiquetas que hashtags. Nuestro admirado Javier Marías se quejaba en un artículo de las adaptaciones: a él no le gusta poner mánayer ni pirsin; y en cuanto a güisqui recuerda que está mal transcrito su sonido, que es como si escribiéramos «güevos».

Es cuestión de acostumbrarse

Pero por otro lado, está bien preservar nuestro idioma y nuestras grafías. Por eso no escribimos yogourt, porque los españoles decimos yogur.

En la medida de lo posible, creemos que hay que adaptar las nuevas palabras a nuestra lengua y no tener vergüenza al emplearlas. Así que en Balloon Comunicación vamos a seguir escribiendo márquetin, para ver si todos, nuestros lectores y nosotros, nos acostumbramos y deja de parecernos raro… Aunque, bien pensado, si empezamos a vendernos como «gestores de comunidades» sabemos que nuestras oportunidades laborales van a ser mucho menores que si nos presentamos como community managers.

En fin, que lo único que queremos decir con este post es que, antes de criticar a los demás por cómo escriben, vayamos al Diccionario y ¡critiquemos todos a la RAE!

5 razones por las que es importante escribir bien

Estos son algunos de los motivos por los que pensamos que es importante aprender a escribir correctamente.

1 Escribir bien muestra nuestro orden mental

En la escritura se ve cómo estructuramos nuestro pensamiento, si tenemos claras las ideas, si somos dispersos o confusos… Hay personas que ignoran que las comas y los puntos son gratuitos y dan una impresión de caos mental que puede poner en entredicho sus palabras.

2 Escribir bien es una deferencia hacia el lector

Indica que valoramos y damos importancia a nuestro interlocutor. Aunque sea un breve sms, hay que procurar que el receptor perciba que nos hacemos entender con corrección; o sea, que le valoramos.

3 Escribir bien enseña a los demás a escribir bien

Igual que para hablar bien es mejor escuchar a los que hablan bien, para escribir bien es preciso leer a los que escriben bien. No difundir errores ayuda a preservar nuestra lengua.

4  Escribir bien nos hace sentirnos seguros

Ocurre en todas las situaciones de la vida: si conducimos fatal, tendremos miedo cada vez que nos pongamos al volante; si nuestro inglés es atroz, nos dará vergüenza hablarlo… Cuando no sabemos expresarnos bien con la escritura, sentimos ansiedad y temor en múltiples situaciones: una reclamación, una nota de trabajo, un examen o un tuit de 140 caracteres. Si sabemos hacerlo, lo haremos con la gorra.

5 ¿No fuiste a clase ese día?

Escribir bien nos aleja de nuestra sección «No fueron a clase ese día». No lo podemos evitar, nos gusta reírnos de los errores ajenos y a veces de los propios. La lengua nos proporciona leña para la hoguera de nuestro sentido del humor.

Y esto no es todo: se nos ocurren más razones para escribir bien.