No es lo mismo ser ‘trending topic’ que tema del momento

Nuestra reflexión sobre el uso de extranjerismos en los medios de comunicación.

La moda nos fascina hasta tal punto que podemos tirar al contenedor de Humana una prenda que nos sienta como un guante tan solo porque ya no se lleva. Lo mismo nos pasa con el lenguaje, dejamos de utilizar las palabras adecuadas para sustituirlas por otras que nos parecen más fashion.

Todas las profesiones tienen su jerga y la han tenido siempre. Cuando un albañil habla con otro, percibimos multitud de términos que se nos escapan; igual que cuando escuchamos conversaciones entre maestros, entre informáticos… Pero los periodistas deberíamos esforzarnos en cumplir con el rigor de informar. Es decir, que lo primero es que todos, y no solo los iniciados, nos entiendan.

Dicho esto, en nuestra opinión no hay que renunciar a utilizar extranjerismos por varias razones:

  • Porque enriquecen nuestro discurso.
  • Porque aprendemos otras lenguas.
  • Porque pueden ser más rigurosos para definir algo que queremos que todo el mundo comprenda.
  • Porque en ocasiones son mucho más breves.
  • Porque no siempre tenemos una palabra equivalente.
  • Y porque muchas veces haríamos el ridículo si nos empeñamos en emplear la palabra correspondiente en español.

Pero en Balloon amamos nuestra lengua y la cuidamos especialmente, así que procuramos respetar, siempre que podemos, el modo de empleo de los extranjerismos.

Hay que explicar los extranjerismos

Y hay que hacerlo de manera que el lector no se ofenda. El periodista escribe para todo el mundo. Por tanto no puede poner «La nueva biopic, término que quiere decir «película biográfica»…» porque habrá alguien que piense que le estamos llamando tonto: sabe antes que el periodista qué es una biopic.

Pero si  no lo explicamos, corremos el riesgo de molestar a otros lectores, y con razón, porque no estamos informándoles, y ese es el primer mandamiento del periodista.

La alternativa es saber ser sutiles. Redactar algo así como: «Esta es la primera película biográfica del director, que nunca antes se había interesado por el género biopic», por ejemplo, para que los lectores que no conocían el extranjerismo lo deduzcan, aprendan algo nuevo y nosotros podamos así utilizar en adelante ese término a lo largo del artículo sin tener que repetir las mismas palabras.

No conviene abusar de los extranjerismos

No está bien poner frases como «las celebrities más fashionistas eligen un outftit vintage de precio middle range». Los extranjerismos se pueden utilizar de vez en cuando, pero sobrecargar el texto resulta una pesadez, queda ridículo, no es nuestro idioma y, lejos de dar una sensación de riqueza, queda pobre. Y hortera.

Tenemos que escribir los extranjerismos en cursiva

Son préstamos y tienen que diferenciarse, como recomienda la Academia, de las palabras españolas. Así que todo aquello que no figure en nuestro diccionario debería ir en cursivas si el resto del texto va en redonda, o en redonda si estamos empleando cursiva.

Los extranjerismos se pueden españolizar

Nuestra lengua, como todas, se nutre también de préstamos que acabamos incorporando como propios y, con el uso,  adaptamos la grafía original a la española. Por ejemplo, ya nadie escribe yogourt como los franceses, sino que hemos españolizado la palabra y ponemos yogur.

Algunos extranjerismos son inevitables

Por más que nos insten a adaptarnos a la escritura española, hay casos en los que nos resulta imposible. Por ejemplo, nos da un poco de reparo poner güisqui en lugar de whisky. Otro caso: no podemos anunciar en nuestra tarjeta de visita «director de mercadotecnia» en lugar de «director de marketing». (Nosotros escribimos márquetin, pero sabemos que hay gente que nos mira raro).

Además, por más que tengamos palabras equivalentes en español, algunas no se entienden igual. No es lo mismo decir que «las palabras de Ana Botella fueron trending topic» que «se convirtieron en un tema del momento».

Por parecidas razones, los publicistas no quieren hacer campañas dirigidas a su «público objetivo de destinatarios», sino a su target. Y no digamos cuando la RAE o la Fundéu nos recomiendan que, en pleno entusiasmo por la fórmula 1, no declaremos que Vettel ha conseguido la pole, sino la «primera posición de la parrilla de salida» o que ha sido penalizado con «pasar por la calle de garajes sin pararse» o a «hacer un pase y siga» en lugar de un drive-trhough.

También sabemos que nosotros deberíamos llamarnos Bocadillo Comunicación en lugar de Balloon Comunicación, pero finalmente decidimos que no.

Y dicho esto, queremos dejar claro que sí, que pensamos que hay lenguas invasivas, colonizadoras de otras y que tenemos que defender el idioma español. ¡Pues claro!

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