Más de un 90 por ciento de los receptores de los mensajes no perciben los errores gramaticales, ortográficos, lexicográficos…, pero eso no debe dejarnos indiferentes frente al mal uso del idioma. Sean muchos o pocos, nuestra obligación es no difundir incorrecciones, y eso redundará en el prestigio personal, en el éxito profesional y, si es el caso, en la imagen de nuestra marca empresarial. La correcta utilización de la lengua debe ser un empeño de todos por el bien de todos.
Incorrecciones por todas partes
A diario vemos faltas ortográficas, sintácticas…, incorrecciones de todo tipo en libros, periódicos, revistas, folletos…, incluso en la publicidad de importantes compañías. La televisión y la radio no son ajenas a la mala utilización del lenguaje. Escuchar o ver impresos usos indebidos o incorrectos como «a nivel de», «la problemática del asunto», «el mismo», «la misma» con sentido anafórico, etc. resulta lamentable. Pero cuando es una empresa la que comete la infracción, su imagen se ve seriamente dañada, aunque sean solo unos pocos los que puedan percatarse de ello. Y eso sin entrar en las nuevas reglas del posicionamiento SEO, que tanto preocupan a las compañías que necesitan captar clientes a través de Internet. Como todos sabemos, tener errores ortográficos penaliza la posición.